
Le exhorto para que luche por ella y ahora que la siento acosada por la adversidad le mando, con este breve poema, un abrazo, no, un abracito cálido, reconfortante y esperanzador con la seguridad de que más pronto que tarde las aguas, por las que ella siempre serpentea y se desliza, volverán al cauce de la normalidad.
Allí nos veremos.
La luna cruza tu lecho
cuidando de no despertarte,
y guarda, cómplice, secreto
de tu amor que,
entre pecho y pecho,
mece su espíritu errante.
Y cruza por tu ventana
y te mira
y calla.
Pero con su tenue resplandor
abraza tu alma de niña
y te susurra al oído,
y no es riña,
que no des tregua al amor.
1 comentario:
Llegados a este post, Smara -mi ángel de la guarda en la sombra-, mi corazón de niña no quiere contenerse más.
Y, so pena de ahogarme en mi propia agua amorosa y "piscícolamente" atrevida, doy permiso al color miel de mis ojos para que abran su compuerta para que esa lágrima resbale libre hacia mi mesa de trabajo.
Hoy, como comprobarás por este mundo tuyo, he hecho "pellas".
Qué vergüenza, sí, con tantos marzos como estoy a punto de cumplir, estoy trabajando pero no estoy en la oficina.
He viajado hacia tí y estoy dentro de ese abracito cálido que con tantísima generosidad has querido para mí.
Gracias again. Este lunes parece que no sé decir otra palabra.
Gloria
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