17 mar 2009

- Himno e identidad

Bien saben los lestrigones, cíclopes y demás enemigos de la Tierra Media que los pueblos que no saben cantar un himno sucumben perdiendo su identidad. Una bandera y un himno no son nada si no representan e interpretan, entre su flamear y estrofas, las aspiraciones sociales y morales, y su misión en el orbe que no es otra cosa que el destino de una nación.

Un himno es la expresión de los valores transcendentes de los pueblos que irradian una atmósfera unificadora que hace nuestros hombres, mujeres y niños, en combate o no, sepan identificarse con el destino que les une.

Y es que nuestra valentina alma está necesitada de lo sublime, aunque la mayoría de las veces no seamos capaces de percibirlo. Por ello nuestro nuevo himno ha de ser la exaltación de la gloria a través de un signo tangible de alianza que nos haga sentir ser fieles servidores de la sagrada Tierra Media.

Así, cuando los hijos de Ítaca, y de toda la nación, escuchen la música y letra de este nuevo pentagrama, si acaso su memoria flaquea o acaso todavía lo ignora, su alma les recordará y les hará sentir la emoción interior de ser parte de un pueblo que en el apogeo de su fuerza supo moldear el cauce de la historia y en el que la voluntad de sus padres, y la de los padres de sus padres, no tenía límites porque las obligaciones y las metas que se marcaban tampoco los tenían.

Fue ese tiempo en el que vivimos como si fuéramos inmortales y las águilas de la sagrada Tierra Media levantaron el vuelo y nuestra patria fuera toda la tierra.

Primera Chrónica aprócrifa de la conquista de la nueva Troya en el año MMIX de la Era de Nuestro Señor.( y VI)

No hay comentarios: