27 dic 2008

La impostura social de Zapatero

El partido socialista pasa por representar el paradigma de la defensa de los derechos de los trabajadores y de los desfavorecidos pero como estamos comprobando la formación liderada por Zapatero es un auténtico fraude que vive de jalear etiquetas supuestamente progresistas mientras practica una de las políticas capitalistas más radicales de Europa.

Estamos observando cómo después de dilapidar el superávit económico del estado y de crear un millón de parados multiplicando la media europea, Zapatero llena los bolsillos a la banca española sin que nadie le exija que cumpla el objetivo social de hacer llegar ese dinero a los ciudadanos para activar la economía española.

El dinero del banco de España se queda en la banca mediante la compra de créditos y aliviando sus riesgos financieros. Y mientras Gordon Brown en Inglaterra, Sarkozy en Francia y Angela Merkel en Alemania advierten a la banca con intervenciones y nacionalizaciones si no se asegura una permeabilidad económica que permita un flujo financiero que, a su vez, garantice que el dinero llegue a los ciudadanos, Zapatero expolia la hacienda pública regalando nuestro dinero a las clases más adineradas.

Y por si esto no fuera poco, el descaro socialista se multiplica exponencialmente cuando observamos cómo, precisamente en el decreto ley que desarrolla la Ley de Prevención del Fraude Fiscal, se establecen reducciones de hasta el 18 % de los rendimientos de capital obtenidos por los banqueros en sus propios bancos.
El PSOE es el partido de la banca y de los banqueros. Y mientras la economía española está a punto de morir esclerotizada por las prácticas abusivas del nuevo "corralito" socialista los agentes sociales, victimas de sus propias servidumbres, guardan un sepulcral y vergonzoso silencio.
Comisiones bancarias, Comisiones Obreras, siempre comisiones, prebendas, privilegios, exenciones para los amigos, son las características del nuevo socialismo que mantiene el marchamo mareándonos con los vuelos a Guantánamo, la memoria histórica y la legalización del aborto libre mientras pela marisco con las patronales bancarias en Horcher o Zalacaín. Y no pasa nada.

El PP practica una oposición de guardarropía, no sea cosa que se opongan demasiado y les digan que son de extrema derecha o algún banquero les llame la atención. Y por la izquierda nos encontramos un auténtico solar político que ha perdido toda su legitimidad moral. Los sindicatos se han convertido en estructuras funcionariales y sus dirigentes no pasan de ser una panda de aspirantes a burgueses que callan para no ver peligrar los fondos provenientes de las ayudas del estado y de los millones de euros que para formación del pesebre sindical reciben de los gobierno de turno, sea nacional o autonómicos, sea del PSOE o del PP.

La economía española está secuestrada por la tríada política, empresarial y sindical, mientras las clases medias y las más desfavorecidas sufren lo peor de un capitalismo ramplón caracterizado por la picaresca a gran escala y la desvergüenza de su nomenclatura.

Zapatero es la viva representación del fracaso del PSOE en su forma de intervención del libre mercado y la insoportable teatralización de la que hace gala en todas sus comparecencias personales es la fiel expresión de la impostura de un socialismo que engaña de la manera más obscena a una ciudadanía que no llega a percibir el espectacular enjuague de intereses personalísimos que es, hoy por hoy, la economía española.

26 dic 2008

A mis hermanitos colifatos (O la magia de la palabra)

Soy de la última generación que estudio los Evangelios de San Juan en griego y latín.

Ayer, día de Navidad, en Misa volvimos a leer el texto bíblico y me recordaba a mi mismo recitando en clase el “In principio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in principium apud Deum.”. "En el principio era la Palabra y la Palabra era Dios y la Palabra estaba con Dios".

La palabra ha tenido a lo largo de la historia una dimensión divina -Logos, Vebum- y una dimensión cotidiana y comunicativa. Probablemente dentro de esta última alcanza su máxima expresión cuando es instrumento terapéutico, de integración y, por supuesto, de amor entre los hombres. Y su mínima, la más execrable, cuando es vehículo de la manipulación y de la mentira.

Vivimos en una sociedad donde la solidaridad está de moda. Y también en este terreno, elevado a principio normativo y piedra miliar de los ordenamientos jurídicos contemporáneos, la palabra se hace demagogia y habitó entre nosotros.

La solidaridad social del liberalismo es parte de la mentira del sistema dominante, una moda pasajera, un símbolo más del “packaging” social con la que todo ha de ir etiquetado. Y todos los productos solidarios no son más que fruto de una solidaridad superficial y sensiblera que sirve para ocultar nuestra mala conciencia y parte de nuestro desorden moral hacia las personas más necesitadas ahora llamadas “dependientes” o “con riesgo de exclusión social”·

Nuestro mundo, con esa nueva presentación, sigue practicando una solidaridad de escaparate y de limosna, y donde la idiotez del género humano se manifiesta en las mesas petitorias, maratones televisivos y “rastrillos” que vienen a aliviar la conciencia de un mundo que no quiere dar una respuesta definitiva a la exclusión social y que se niega a que ese principio constitucional pase a ser parte prioritaria de la estructura del estado.

La política, desentendiéndose de esta misión, ha subrogado en los colectivos afectados la responsabilidad y trabajo de integrar social y laboralmente a los más necesitados.

Hoy, en estas fechas navideñas, y todo el año, vamos a recordar a aquellos héroes que luchan a diario por encontrar un sitio en nuestro complicado mundo. A aquellos que necesitan la palabra en su dimensión de compromiso, de cariño y de solidaridad no sólo para sentirse reconfortados sino para abrirles y abrirse, aunque sea a codazos, las puertas de un mundo puñetero que no es que esté loco sino que el ser humano es extraordinario en su insensibilidad y hedonismo.

A mis hermanitos colifatos de todo el mundo, enfermos mentales, discapacitados psíquicos, físicos, sensoriales, a todos, que vais recogiendo la palabra yo os doy mía. Aquí y en donde haga falta nos seguiremos encontrando.

25 dic 2008

Esta es la mía

Lo digo porque hasta hoy he estado experimentando durante dos meses y a modo de diario o de archivo digital he ido colgando entradas de amigos y admirados con los que uno tiene algo mas que un lazo literario. Esta, en efecto, es mía.
Ahora entro con mi artillería para ver si vale la pena pensar, escribir y colgarlo en un blog que quiero que sea un pequeño, muy muy pequeño espacio, para compartir con pocos, muy muy pocos.

Hay determinadas cosas, probablemente las mas bellas, las más íntimas, y que no he llevado a mis libros. Estoy hablando de sentimientos. Y un guerrero como yo no puede dar publicidad a su descanso so pena de que el enemigo lo sorprenda inerme en los mas elevados menesteres del hombre: orar, llorar, amar y reir.

Quiero que este blog sea mas vida que mi vida. Mas emocionante, mas excitante incluso que el día a día en el que, como fiel palafrenero de la verdad, blando mis armas contra los terribles orcos del lado oscuro dominado por el señor de la mentira.

Vamos, que este blog, corriendo el riesgo de ser tildado de cursi por cualquier intruso contra el que -ya lo aviso- ejerceré implacable el derecho de admisión- quiero que sea un espacio para aquellos que quieran quererme y que les quiera, amarme y que les ame, emocionarme y que les emocione y experimentar, con la máxima ternura posible, el intercambio de sentimientos a través la palabra.

Así que el que no sepa amar....

22 dic 2008

Urinarios digitales. (O la disolución del mal)

Este artículo es de mi amigo Javier Esparza, el emboscado, director del programa "la estrella polar" de la COPE

El Gobierno se gasta el dinero en urinarios digitales. Un consejero de la Junta de Extremadura se lo gasta en cuadros. El presidente del parlamento catalán se lo quería gastar en una limusina-despacho con reposapiés de maderas nobles. De los gallegos, más vale no hablar. Y en Andalucía se superan todos los límites de la indecencia. La corrupción aflora en tiempos de crisis. Y sin embargo, en el fondo, ¿qué importancia real tiene todo esto? No es una enfermedad; es sólo el síntoma –entre otros– de una enfermedad que anida mucho más hondo.

¿Urinarios digitales? El Emboscado mira todas estas cosas con distancia, incluso con cierta desengañada ternura. Al contrario que el burgués, que se siente herido personalmente por el mal uso de los fondos públicos, el Emboscado ha aprendido a olvidar cualquier expectativa. ¿Por indiferencia? No. ¿Por caridad? Tampoco. ¿Entonces? Por falta de fe en el hombre. Uno puede poner sus esperanzas en las personas, en tal o cual persona. Pero ponerlas en el Hombre, en general, es condenarse a una segura decepción.

Vivimos en un mundo organizado de tal modo que la decepción ética es una certidumbre cotidiana. Sencillamente, no es posible defender un sistema en el que cada cual ha de buscar su propio interés y, al mismo tiempo, ofenderse cuando el egoísmo (“legítimo”) lleva a entrar en territorios prohibidos. Es una cuestión de filosofía moral. El burgués, moderno, kantiano, es un demócrata moral que piensa –prejuicio optimista– que cada cual será capaz de cumplir con su deber. Por eso, cuando alguien mete la mano en la caja, se rasga las vestiduras y pide inmediatamente que el culpable sea sustituido por otro –otro que también la meterá.

Pero el Emboscado, que ya no es moderno, no tiene la menor fe en la democracia moral. Por puro realismo histórico, sabe que hay bien y hay mal, que hay gente buena y gente mala, y que un orden que renuncia a imponer el bien no tardará mucho en amparar el mal. En la primera carta que Jünger envió a Carl Schmitt, el autor de La Emboscadura decía que la modernidad podía describirse como un proceso de disolución del mal; porque la clave de ese movimiento histórico –en el que hoy nos hemos bañado hasta la asfixia– ha sido la desaparición del mal como referente práctico cotidiano, y si ya no se ve dónde está el mal, entonces el mal reina. Es una idea que puede ponerse en relación con la fórmula de Nietzsche “Dios ha muerto” o, aún mejor, con la de Leon Bloy: “Dieu se retire”.

El Emboscado, sin embargo, no ha renunciado a cambiar las cosas o, más modestamente, a que las cosas cambien. Hay esperanza. Porque dentro de cada persona hay un tesoro por explorar, y ese tesoro permanece vigente por encima de los tiempos y los linajes. Sabemos, eso sí, que el tesoro no aflorará jamás en un mundo que valora más las baratijas que el oro. Hace falta un cambio de perspectiva, pero en vano lo esperaremos si nos limitamos a permanecer en el bazar de los buhoneros. Los nuevos buscadores de tesoros esperan extramuros de la ciudad –por ejemplo, en el bosque. Y llegará un día en que el bosque será más grande que la ciudad misma.

Mientras llega ese momento, que esperamos en vigilia activa, endulcemos la noche escuchando a la fascinante Mairead Nesbitt, la hermosa violinista de Celtic Woman. Deje que el alma fluya con su música:

http://www.youtube.com/watch?v=vXswgSpBy7w&feature=related