
21 mar 2009
- Derecho al amor

El amor, para poder manifestarse, debe tener el tiempo, la calma, la ilusión y la contención necesaria para que no se difumine efímeramente. Una sujeción que provendría de un sentido de la vida suficientemente estructurado e integrado que permitiera a las personas manejar la pasión de manera progresiva para de esa forma poder alcanzar la plenitud amorosa en todos los sentidos.
Pero no, aunque lo pueda parecer, no se trata de moral —se trata de belleza. La belleza de la vida, la que marca los ritmos para poder ser percibida en todo su esplendor, la que te dice cuándo no es aún el momento para avanzar y cuándo sí, la que te obliga a perfeccionarte, la que demanda elegancia, la que hace que un joven esté nervioso ante una primera cita con la chica de la que se ha enamorado…
Porque la ruptura de todos los tempos, la transgresión de los procesos, la terrible vulgarización de las formas y la banalización de los espíritus marcan un profundo vacío existencial, del que a veces algunos sólo pueden escapar a través de adicciones varias, de la compulsión consumista o de la parálisis vital.
Hasta aquí es donde hemos llegado, pero los entusiastas partidarios de subvertir todo orden, ahora con la novedad de permitir que las jóvenes de dieciséis años puedan abortar sin permiso de sus padres, no cesarán en su empeño de derruirlo todo, de romper todo ápice de romanticismo, de ideal, de esfuerzo…
¿Qué es lo que quieren? Están a punto de acabar con una civilización a base de dejar al sistema nervioso vegetativo de los individuos que campe a sus anchas sin orden ni concierto, de forma caprichosa, compulsiva, idiota…, sin ni siquiera el dominio de la razón.
La crisis económica que padecemos proviene del ansia, del llegar a no se sabe dónde, de la pérdida de caminos…
Y todo el mundo tiene derecho a amar y a ser amado, a quien quiera y por quien quiera, sin excepción, incluso a amar aquello que le está destruyendo e incluso a preguntarse por sus amores antes de que ya no quede nada, antes de que acaben con todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario