25 ene 2009

Un trono para una Reina

Ayer tuve el honor de ser el mantenedor de una de mis reinas locales y cuyas virtudes y belleza exalté a golpe de poesía.
Era guapa, muy guapa. Sé que gustó mi intervención porque la pobre, emocionada, no paró de llorar.
Lo mismo le pasó al alcalde y a los concejales de la localidad que se vieron seriamente incomodados con mi punzante intervención. La chica, su familia y la Comisión de Fiestas estaban contentos y eso es lo que me importa. Al resto, que les den.

Pero mi reino y mi Reina de verdad no es de este mundo puñetero.

He encontrado otra foto de esas que me ponen la piel de gallina cada vez que la miro y que me transporta al Reino de"nuncajamás" donde mi soberana, "Wendy Darling", dueña de mi corazón, espera en su bello trono de piedras preciosas, mi llegada.

A mi, que siempre estoy empleado en arriesgadas campañas, me coje entre Ítaca y Troya, y preparando mi regreso le envío, a lomos del céfiro viento y de su singular perfume, esta foto que es el preludio del retorno del guerreo herido en tantas batallas y desencuentros.

1 comentario:

Berenice dijo...

Mi rey, príncipe de mis sueñor, tú eres la fe y la esperanza hechas carne.

Eres la prueba viviente de que la fe y la esperanza de lo más profundo de un corazón ve recompensada su ilusión mucho más allá del sueño alimentado.

Gracias, mi amor, por no cejar en tu perseverancia de guerrero incansable y conquistador nato hasta sentirnos como uno solo.

Toma mi beso, que siempre fue tuyo.

Wendy*