Ayer escuche a Zapatero y Rajoy en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados. Rajoy estuvo mucho mejor que otras veces y mucho mejor que Zapatero, pero pese a que el registrador en excedencia goleara a su oponente, el encuentro de ayer es uno más de la liga política española que el PP dificilmente ganará. Es más Rajoy es como a esos entrenadores a los que toda la afición, menos él, saben que le quedan 4 días al frente de su partido.
Mientras Rajoy se batía el cobre con Zapatero, su equipo hace aguas por todos los lados y recibe bofetadas por doquier gracias a la inestimable ayuda de los vividores y sinvergüenzas que acompañan a la selección popular en todas las ligas locales y regionales.
Y el caradeculo de Pepiño Blanco frotándose las manos.
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