14 ene 2009

44 en Borsalino

Ayer, fuera de aventuras espirituales, había que cumplir con el rito anual de la celebración. Y para festejar su cumpleaños nos fuimos a cenar a Borsalino. Una de esas pizerías que lo hacen todo bueno en contraste con el nombre del negocio, el de un conocido mafioso muy, pero que muy, malo.

Ubicada en una céntrica plaza de la ciudad donde había –lo quitaron- uno de esos ruidosos mercados de los de antes, Borsalino es una de las referencias gastronómicas de lo italiano a este lado del rio.

Le di -le dimos- cien vueltas a la carta buscando una estupenda piza de cebolla y morcilla que probé hace un par de años con unos amigos. Ya no la hacían.

Pero su recuerdo se coló injustamente –no era el momento- y por unos instantes en una bonita cena que fue presidida por un vino de la tierra que sirvió para brindar por los 44 y por todos los presentes y ausentes.
Y por la vuelta a una parte importante de lo cotidiano y de la normalidad.

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