Como os decía, Maud Adams y Britt Ekland, las chicas Bond, me trasladaron a los 70. Como las dos decidieron no hacerme caso –Britt se casó con Peter Selers y luego con Road Stewart- me enamoré perdidamente de mi musa de la ternura, Gloria, de la que tantas veces os he hablado.
Pues del baúl de los sueños de los 70 he rescatado esta bonita foto de cuando la conocí. Qué guapa que es. Luego tampoco me hizo puñetero caso pero, seguro, fue la primera mujer por la que enloquecí.
Ella era una chiquilla y yo le llevaba -le llevo- dos años. Por aquel entonces ya demostraba una madurez que pude percibir con nitidez en su hablar, en sus gestos, en lo que decía y en lo que hacía. Yo me sentía un crío a su lado.
Sus padres los recuerdo como unas bellísimas personas. Él era una afamado abogado. Serio. Pero en una de esas conversaciones de padres en las que uno se entromete, le pregunté al mío qué era “roast beff”. El padre de Gloría se apresuró y me espetó “carne de culo de mono asada” con lo cual ese día no comí.
De las últimas noticias que tengo de Gloria se que están mayores y con salud. Una suerte. Yo perdí a mi padre con sus estupendos 75 años y todos los días me acuerdo de él.
Bueno. Tengo un montón de fotos nuestras pero… eso, son nuestras.
1 comentario:
No me lo puedo creer!! Qué pequeña!. Me acuerdo de ese jersey beige y esa blusa color mostaza. Qué tiempos, eh? Sí, la belleza de la inocencia perdida...
Bueno, smara, ya ahora, por fa por fa, compartamos esas fotos mirándonos a los ojos, sí??
Muchísimas gracias por esta preciosidad de sorpresa. Es una maravilla encontrarse estas cosas en la vida y sus recovecos.
Un beso,
Gloria
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