20 ene 2009

A Dragó le gusta el futbol

Lo siento Fernando pero ya ha pasado mucho tiempo y ese secreto tuyo había que desclasificarlo de una vez por todas. Sí, ya se que soy un chivato, pero lo hago porque se que en el fondo te va a aliviar y porque la gente te va a querer más de lo que te quiere o te odia. Es lo que nos pasa a los que vamos por la vida echando leña a todos los fuegos: que cosechamos de todo y, al final, de alguno salimos socarrados. La verdad nos reconforta.

Y es que no se puede ir metiendo el dedo en el ojo a toda hora y sin miramiento alguno. Decir que el fútbol “ es un deporte donde 22 idiotas corren detrás de un balón” o declarar proscrita cualquier noticia que lo refiera en tu informativo de Telemadrid me parece, más que una provocación, una verdadera patada en la espinilla de esta nación tan acostumbrada a mirar hacia cualquier lado que no sea su propio destino.

Me constituyo en testigo de la defensa y vengo a deponer ante Sus Señorías que el Sr. Dragó es buena persona e inocente. Mi argumento es irrefutable: le gusta el fútbol.

-¿Y como lo sabe Vd?
-Con la venia. Habíamos quedado en un conocido hotel de la ciudad para preparar la presentación de un libro mío que el Sr. Dragó me prologó y que, por cierto, he hizo el honor de reproducirlo en la “Dragontea” de la revista Época que por aquel entonces dirigía el genial Jaime Capmany.

Al llegar al hotel lo busqué en la cafetería pero, tras una llamada, averigüé que estaba en una habitación. Subí y llamé a la puerta y me abrió una bella ninfa ataviada con una muy pequeña braguita.

-¿Y nada más?
-Nada más, Señorías. Nada más de ropa. De lo otro sí.
Tras presentarse, corrió a meterse en la cama donde estaba D. Fernando que me saludó sin abandonar su semi decúbito supino mientras fumaba un “nosequé”. En su mesilla tenía un plato de tortilla de patata, más de “nosequé” y pequeños frascos de aceites y ungüentos traídos de oriente.

Cíñase al tema, Sr. testigo!
- Pasé a plantearle a D. Fernando los pormenores de la presentación de mi libro cuando fui interrumpido con un “apartarte que no veo”. D. Fernando estaba viendo ¡un partido de fútbol!

-¿Está Vd. Seguro?
-Absolutamente Señorías. Cuando le llamé la atención a D. Fernando por su impostura en este tema me alegó: “¡Joder, Smara, que juega la Selección!”.

Y es que D. Fernando, que tantas veces se ha declarado enemigo del fútbol y apátrida de esta nación porque no nos gusta, en lo más profundo de su entraña la siente como el que más. Como Perez Reverte, como el poeta…

Así, Señorías, que a sabiendas de mi impertinencia, pues es cosa del alegato final del letrado del Sr. Dragó y de él mismo, yo les exhorto a que le absuelvan.
Porque sí, tal como les expongo, D. Fernando es buena persona: le gusta el fútbol.

1 comentario:

Berenice dijo...

Me chiflaaa! Porque, además, a mí, Fernandito... Me leí todos sus libros durante aquella época, ya sabes, la de medio rebelde-medio espírituOriental. Y un buen día ya no me dió la gana aguantarle más despropósitos.

Sí, bueno, pero cierto es que tiene su aquél.

Aparte: si no me publicas más comentarios dejo de escribirlos. Lo digo por los otros.

Besito.