9 mar 2009

- Problemas con el anillo

Un joven estadounidense, dispuesto a proponerle matrimonio a su novia, metió la alianza dentro de un batido sin percatarse que ella se terminaría el postre de un trago. Anillo incluido.

Esto del anillo suele ser más complicado de lo que parece.

Sobre todo si eres victima de tus incapacidades y no sabes interpretar o encajar tan suculenta oferta.

Pero la del mozo este que, al parecer, no sabía cómo dárselo a su amada, se lo metió en el vaso y ella se lo bebió. Podría haber sido peor y tirarlo al inodoro o a la basura y con él toda la relación.

Al menos este caso salió bien: recuperaron el anillo, comieron perdices...

Así que hay que regalar un buen anillo, bien gordo y que pese mucho para que su presencia sea perfectamente perceptible, como el amor, no sea cosa que la beneficiaria se crea que no la quieres y salga corriendo.

1 comentario:

Berenice dijo...

Por mucho que los dedos se vistan de anillos flacos o gordos, si el amor no se siente, se ve, se respira, se lee y se abraza, es como el sirope de chocolate que se quiere llamar baño de chocolate caliente casero (como el el Alkalde).

El pobre del anillo en el batido lo que quería es que la novia (¿?) se lo tragara y así no tenía que pelearse con su miedo para dárselo él mismo.