Ayer, el capo sindical Cándido Mendez y toda su tropa de apesebrados del cártel de la UGT, terminaron su congreso cantando la internacional puño en alto. Si esta panda de mamones, estirachaquetas y cuentanóminas oficiales tuvieran vergüenza, en vez de estar cantando la copla, deberían de acampar en las puertas de la Moncloa o en las inmediaciones del Banco de España, o encadenados en la verja del Ministerio de Economía y Hacienda, esa que no hace otra cosa que regalar nuestro dinero, el de nuestras familias y empresas, a los bancos para salvar sus expoliadas cuentas de resultados mientras el país se prepara para los 6 millones de parados.
Pero estos sindicalistas, parte relevante de la casta social dominante, se juntan a cantar y a comer como si la situación de nuestra sagrada Tierra Media estuviera para coplas.
Ver a la Pajin que levanta 20.000 euros todos los meses de sus diferentes y compatibles cargos políticos a los sones de la internacional mafiosa de vividores a cuenta de "los parias de la tierra" me produce urticaria. Y Rajoy, ahí, "pá ayudá".
¿Cuando los tiraremos a patadas a todos estos?
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