Ayer fue 1 de Mayo. Los dirigentes de Comisiones Obreras, Fernandez Toxo, y de la UGT, Cándido Méndez, volvieron a escenificar la "unidad obrera" frente a la crisis económica en una de las movilizaciones más importantes de estos últimos años. Toxo y Mocho se pusieron la gorra de sindicalistas y se echaron a la calle para amenazar de que cualquier cambio en las "conquistas" sociales iba a ser contundentemente contestado por el mundo obrero.
Este par de burócratas, miembros de la nomenclatura dominante, que la verdadera gorra que llevan es de la que viven a costa del pesebre institucional, demostraron una vez más que están por la defensa de los privilegios de la casta mafiosa que dirigen.
Para mantener su soldada bien que callaron la gravísima responsabilidad ante la crisis de un gobierno socialista que nos ha llevado a ser el país que aporta la mitad del paro de Europa. Pero para eso el gobierno paga a Toxo y Mocho: para que callen y despisten a la ciudadanía mientras otros se forran a costa del timo sindical.
Pero les llegará la hora. Que no lo duden. Y cuando la convulsión social de una Tierra Media sumida en seis millones de parados y más de la mitad sin desempleo llegue a las puertas de los bancos y de las instituciones, los sindicatos arderán en el fuego de la revuelta.
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