La Bella y la Bestia es una tierna historia de amor que toca todos los palos de este mundo cruel donde la arrogancia, el egoísmo y la superficialidad son los protagonistas de este guión obligatorio que, con mayor o menor resistencia, todos interpretamos.
El amor vence a la arrogancia de la Bestia y Bella queda prendada por el corazón y bondad de Bestia por encima de su aspecto.
El triunfo del amor antes de desprenderse el último pétalo de la rosa deshace el fatal hechizo que padecía Bestia y nos revela la verdadera dimensión y fuerza que puede llegar a adquirir superando todo tipo de adversidades.
Porque el amor no está exento de vericuetos, escollos e incómodas callejuelas pero, por proceloso que sea el rumbo de nuestra vida, al final siempre se impone por la sencilla razón de que es lo verdaderamente importante. Lo que siempre tansciende a todos nosotros.
Seamos lo suficientemente inteligentes para averiguar si lo que recibimos de los demás, aunque no nos guste o complazca plenamente, se nos da con cariño, ternura, amor o fraternidad. Si somos generosos y nos adentramos en comprender o averiguar la sinceridad de los demás, si llegamos a intuir los secretos de su corazón antes de responder y de actuar, estaremos haciendo que nuestra propia vida se parezca cada vez más a la felicidad.
Y es de lo que se trata.
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