7 ene 2009

House vuelve a casa

La vuelta de House en su quinta edición debe haber sido un verdadero acontecimiento televisivo. Con una audiencia de más de cuatro millones de espectadores, casi como Aída (aunque no creo que sean los mismos)- este impertinente, arrogante, sarcástico y brillante médico americano le saca toda la punta posible a un estupendo guión y se convierte en una serie de las que poco abundan.

Reconozco que esta ha sido la única serie que ha captado mi atención. Casi diría que es de lo poco que veo junto con algún documental y película de las llamadas “clásicas”.

Hoy, el segundo capítulo de House ha estado estupendo, sobre todo en el breve dedicado a la madre empeñada en que su hija no engordara para que pudiera vestir su misma talla de ropa. Ha sido todo una delicia el ver al ilustre médico cantarle las cuarenta por impedir que la niña celebrara su cumpleaños con una tarta de las de antes, con mucho azúcar, y no una baja en calorías, azúcares, grasas y todos esos estándares de moda talla 34.

House es un hombre íntimamente atormentado que repite todas sus frustraciones contra todo bicho viviente con un sarcasmo –a veces cruel- que lleva a muchos de sus pacientes incluso a rechazar su más que acreditada pericia médica.

Sus compañeros se baten a diario con su insoportable personalidad pero sucumben a su inteligencia y al éxito de su praxis.

Con House, los que no somos médicos, aprendemos un poco de medicina y disfrutamos –al menos yo- de un personaje genial de los pocos que se ven en televisión.

smarah@hotmail.es

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