
Recordamos cuando yo iba por su casa con frecuencia y escuchábamos en el salón a Paul Simon y Garfunkel, Cats Stevens y Mamas & the Papas. Y cuando me fui con ella y con sus padres en el 76 a Barcelona y nos hospedamos en el Hotel Gan Vía Palace en la antigua Gran Vía de Jose Antonio, hoy, Gran Vía de les Corts Catalanes. Y nuestro viaje a Francia, Inglaterra, Holanda y Bélgica. Y de su casa en Ventamina.
La verdad es que siempre que estaba con ella me encontraba a gusto y me lo pasaba bien. Recuerdo lo que nos reíamos comiendo sanwich de queso de bola que a mí me encantaba. Bueno, pero de ahí a casarnos había un trecho porque con 15 años yo no estaba para ese tipo de aventuras sino para otras mucho mas transcendentes y heroicas.
Ayer la encontré fenomenal, casi igual que entonces, simpática, sonriente y divertida. Pese al paso de los años y tanto tiempo sin vernos tuvo la suficiente confianza para decirme que yo había engordado y me recetó la dieta del cucurucho. Ingenuo yo, le advertí que no la conocía. Y no se en que consistirá la dichosa dieta que Alicia no paró de reír hasta el punto de que me quedé sin saberlo.
Nuestros padres fueron muy amigos. Y nosotros también, la verdad. Pero el tiempo puñetero hace estragos e impide que relaciones tan sencillas y bonitas como la nuestra se desvaneciera como por arte de magia.
Fue un largo encuentro de recuerdos y nostalgias con mi amiga Alicia. Dejo testimonio de ello recordando los sonidos del silencio de Paul Simon and Garfunkel:
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