8 ene 2009

Mi amiga Alicia


Ayer tarde, a la salida del dentista me encontré con mi vieja amiga Alicia. La vi de lejos hace un año y la anterior hace 23, cuando se casó. Así que el encuentro dio de si pues repasamos nuestros años mozos cuando, allá por mediados de los 70, nuestros padres ya pretendían emparentarnos.

Recordamos cuando yo iba por su casa con frecuencia y escuchábamos en el salón a Paul Simon y Garfunkel, Cats Stevens y Mamas & the Papas. Y cuando me fui con ella y con sus padres en el 76 a Barcelona y nos hospedamos en el Hotel Gan Vía Palace en la antigua Gran Vía de Jose Antonio, hoy, Gran Vía de les Corts Catalanes. Y nuestro viaje a Francia, Inglaterra, Holanda y Bélgica. Y de su casa en Ventamina.

La verdad es que siempre que estaba con ella me encontraba a gusto y me lo pasaba bien. Recuerdo lo que nos reíamos comiendo sanwich de queso de bola que a mí me encantaba. Bueno, pero de ahí a casarnos había un trecho porque con 15 años yo no estaba para ese tipo de aventuras sino para otras mucho mas transcendentes y heroicas.

Ayer la encontré fenomenal, casi igual que entonces, simpática, sonriente y divertida. Pese al paso de los años y tanto tiempo sin vernos tuvo la suficiente confianza para decirme que yo había engordado y me recetó la dieta del cucurucho. Ingenuo yo, le advertí que no la conocía. Y no se en que consistirá la dichosa dieta que Alicia no paró de reír hasta el punto de que me quedé sin saberlo.

Nuestros padres fueron muy amigos. Y nosotros también, la verdad. Pero el tiempo puñetero hace estragos e impide que relaciones tan sencillas y bonitas como la nuestra se desvaneciera como por arte de magia.

Fue un largo encuentro de recuerdos y nostalgias con mi amiga Alicia. Dejo testimonio de ello recordando los sonidos del silencio de Paul Simon and Garfunkel:

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