
Este es el concepto de la libertad y de la democracia que tienen esta panda de delincuentes malparidos. Pero es precisamente ese el escenario que ellos querían con el manifiesto boicot electoral que emprendieron en las pasadas elecciones cuando promovieron el voto nulo. Se trataba de arrojar al PNV del poder y propiciar la instalación de un gobierno español enemigo del pueblo de Grascuña con el que reemprender la “lucha armada”.
Ahora vamos a asistir, si el gobierno de ZP y la dulce policía foral vasca no lo remedian, a una espiral de violencia en todos sus grados y manifestaciones. ETA ha cocinado este caldo y ahora buscará en el mejor cultivo de destrucción, donde los violentos salidos de las ikastolas peneuvistas harán de las suyas: esto es, desde quemar contenedores a pegar tiros en la nuca.
Grascuña es una isla en Europa y en el mundo donde domina la ley de la selva y donde la libertad y la democracia, pese a la voluntad de la mayoría de sus habitantes, está profundamente enferma. En peligro de muerte. El mismo que tienen que soportar los vascos que no comulgan con la dialéctica del tam-tam de la tribu nacionalista.
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