Génova (PP) no está dividido entre "aznaristas" y "marianistas". Tras el Congreso de Valencia y la victoria de Núñez Feijóo en Galicia, para la guardia pretoriana del Partido Popular Aznar ha 'muerto'. Lo que sí que está empezando a resquebrajarse es el núcleo duro del 'nuevo PP'. La grieta divide por un lado a Javier Arenas y Ana Mato (una relación muy íntima); por otro, a Soraya y Pío García Escudero. En el medio, el propio Rajoy -al que se le avecina otro lío interno-, María Dolores de Cospedal y González Pons (otra relación muy íntima).
Lo que ocurrió el pasado jueves en la décimo cuarta Unión Interparlamentaria que los populares celebraron en Sevilla podría haberse quedado en la categoría de anécdota. Pero no lo fue, porque supuso sólo el último enfrentamiento silencioso y silenciado de dos sectores de la Dirección del PP cada vez más distanciados entre sí y que han abierto una preocupante grieta en el núcleo duro del partido: Soraya Sáenz de Santamaría y Pío García Escudero por un lado, y Javier Arenas y Ana Mato por el otro. (Lo de Ana Mato ya os lo insinué en un post anterior en el que yo rompía ya mi relación platónica con ella cuando me enteneré de su amistad con el señorito).
Y, en medio, Mariano Rajoy, Esteban González Pons (el metrosexual éste le da a todo) y María Dolores de Cospedal moviéndose entre dos aguas turbulentas, aunque es vox populi en Génova 13 que la secretaria general no termina de congeniar con la vicesecretaria de Organización. Máxime en estos momentos preelectorales, en los que, como coordinadora de la campaña de las europeas que es, Mato está adquiriendo mayor protagonismo y sobre todo poder interno en detrimento de Cospedal.
Y es que Génova 13 está de nuevo pareciéndose a la 'casa de los líos'. Por un lado, el ascenso inevitable de Núñez Feijóo, que desde la presidencia de la Xunta de Galicia irá jugando un papel cada día más importante en el PP, refuerza al sector de Cospedal, Soraya y Pío García Escudero.
Pero, por otro lado, Javier Arenas, que ahora hace y deshace en Génova, cuenta con la ventaja que le da el enorme peso que el PP andaluz tiene en el partido. Sobre Ana Mato pesa, de manera fatal, la sombra de la corrupción en la que parece estar inmerso su ex marido y cierta fama de no ser especialmente brillante.
Y, por encima de todo esto, Cospedal, a la que la exposición ante los medios que le da su puesto en el partido, consiguen que se perfile como vencedora de las próximas elecciones autonómicas en Castilla-la Mancha. Esto podría servir para terminar de inclinar la balanza.
El caso es que, en puertas de las europeas el PP parece una casa de citas. Y es que los caminos de la política muchas veces nos llevan al amor. Y al odio. Se lo digo yo que de eso, mi corazón y mis huesos, saben un rato.
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