
23 mar 2009
-Los secretos del hada naranja de la ternura

Este fin de semana he leído un artículo interesante que cuenta la historia de este espectacular cuadro.
1. La modelo: una belleza victoriana Dorothy Dene, actriz, fue la modelo favorita del pintor. Con una figura clásica y una piel impecable, se la consideró una de las mujeres más bellas de la Inglaterra del momento. Leighton la apoyó en su carrera como actriz, pero, a pesar de su belleza, no alcanzó el éxito. Las tres hermanas de Dorothy también posaron para Leighton, aunque corría el rumor de que con ésta mantenía una relación amorosa. El artista dejó una herencia considerable a toda la familia.
2. La composición: contrastes trucadosLa joven descansa y transmite calma, pero la obra también provoca tensión. Para esto último, el artista se sirve de las curvas del cuerpo, que parecen arremolinadas de forma desordenada y provocan un efecto de bola de fuego. En contraste, las líneas horizontales contribuyen a la estabilidad y la calma. El pie de la modelo sobresale ligeramente, rompiendo la estructura horizontal, como queriendo decir que ella es real y puede salirse del cuadro.
3. El color: sol ardienteUna sinfonía de colores produce la sensación de sensualidad tan propia de la época victoriana. El largo vestido en vibrantes tonos anaranjados que se despliegan como las llamas de un fuego incontrolado es lo que justifica el título de la obra. En contraste, el suave tono azul que marca el horizonte y el mar; los negros y el marrón del sillón resultan una eficaz combinación de elementos, una de las características que marcan esta obra como una de las más célebres de Leighton.
4. El motivo: ¿dormida o muerta? El autor nos muestra a una joven durmiente –pintar a mujeres somnolientas y dormidas fue uno de los más importantes leitmotiv en la pintura inglesa de finales del siglo XIX– en actitud despreocupada, pero en la obra también está presente la muerte de manera significativa. Así, las ramas de adelfa venenosa que aparecen junto a ella en la esquina superior derecha simbolizan el frágil eslabón entre el sueño y la muerte.
5. La revolución: el `arte por el arte´Leighton tenía gran reputación por el perfeccionismo de su técnica. No obstante, su estilo académico, inspirado en el Renacimiento y la Antigüedad, no le impidió convertirse en uno de los máximos exponentes de la revolucionaria estética del `arte por el arte´. Por ello restaba importancia a los elementos ajenos a la pintura, de manera que al encajar a la modelo en el marco evita una anatomía clara para que nada fuera demasiado evidente.
6. El tratamiento: desorden impuestoLord Frederic pintó el cuadro un año antes de fallecer sin imaginarse que se convertiría en una de las imagenes más reproducidas. El tratamiento del vestido, por ejemplo, no es exquisitamente sensible ni lo pinta con meticulosidad, al contrario que Ingres, con sus definiciones perfectas de gasas. La tela que imita Leighton no está hecha de ningún material particular. Las arrugas de la tela, supuestamente transparente, producen sensación de desorden.
1 comentario:
Hermoso cuadro, me gusta como trata la vestimenta, tiene movimiento y vida, pintó mujeres casi siempre.... este es bellísimo
un saludo
Publicar un comentario