
3 may 2009
-Cortázar postumo

En plena campaña electoral para el estamento estudiantil en la Universidad, acabando ya mi quinto curso de carrera y pendiente del doctorado, Mane Monzó me comenta que acababa de oir en la radio que había fallecido Julio Cortázar. Es febrero de 1984.
Poco antes, como cuenta el cronista, Julio Cortázar se encontró una noche vagabunda en el barrio gótico de Barcelona con un muchacho que le obsequió con un trozo de tarta. "Es muy poco comparado con lo que tú me diste a mi", le dijo el chico al autor de Rayuela.
Cortázar no publicó más, murió. Pero tenía mucho más, en un cajón de París. Una madrugada navideña de 2006, el escritor y crítico Carles Álvarez Garriga y Aurora Bernárdez, primera mujer y albacea de Julio, arrancaron del fondo de ese cajón un tesoro literario que los deslumbró a los dos. Hoy ya podrá estar en manos de aquel chico que le agradeció a Cortázar tanta literatura con un trozo de tarta.
El libro, cómo no, se titula Papeles inesperados y, según los críticos, se lee con la avidez que acompañó a muchos jóvenes cuando apareció Rayuela.
En aquel entonces, a mediados de los sesenta, Cortázar le decía a Luis Harss en Los nuestros, la biblia literaria del boom: "La verdad es que cada vez voy perdiendo más confianza en mi mismo, y estoy contento. Cada vez escribo peor desde un punto de vista estético. Me alegro, porque quizá me voy acercando a un punto desde el que pueda tal vez empezar a escribir como creo que hay que hacerlo en nuestro tiempo".
REPORTAJE SOBRE JULIO CORTAZAR EN ESTE ENLACE:
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