8 may 2009

-La dignidad de la vida y de la muerte








Resulta verdaderamente patético como muchos invocan el derecho a la vida pero luego piden el aborto libre. De la misma manera reivindican la dignidad para morir pero no son capaces de respetar la dignidad de los muertos.

Viene a cuento esto de una agría polémica que se ha suscitado con motivo de las "muestras artísticas" del médico Gunther von Hagens, conocido como Doctor Muerte, exposiciones con cadáveres reales. Hagens inaugura ahora en Berlín con dos de los grandes tabúes de la humanidad, el sexo y la muerte, con su controvertida muestra “El ciclo de la vida”.

Tomando como punto de partida unos 200 cadáveres, la exposición traza un recorrido minucioso por los entresijos de la anatomía humana que va desde la concepción de la vida, con el acto sexual, hasta la muerte.

El sistema nervioso, el esqueleto, las arterias, el cerebro, fragmentos de placenta, huesos de cráneos, pies o caderas, e incluso órganos con patologías, tales como fetos con hidrocefalia o tumores, fueron “plastinados” por el Doctor Muerte.

La “plastinación”, denominada así por el propio Von Hagens, consiste en un procedimiento que hace posible preservar los cuerpos humanos intactos, con todos sus tejidos, para fines didácticos y científicos.

En “Der Zyklus des Lebens” (”El ciclo de la vida”) uno puede contemplar una veintena de cuerpos despellejados a modo de esculturas: un hombre que toca el saxofón (”Saxophonspieler”), un atleta que practica el salto de altura (”Der Hochspringer”), o una pareja en postura acrobática (”Titanic-Paar”).

Sin duda, la figura responsable de haber desatado mayor polémica es la de una pareja en pleno acto sexual, que según señalaron los organizadores de la exposición está en una habitación independiente en la que no sólo se prohíbe el acceso a menores, sino que tampoco se permiten las fotografías o el vídeo.

A sus 64 años, Von Hagens insistió en que su relación con la anatomía es algo totalmente vocacional, y que para él resulta decisivo poder mostrar cuerpos, aunque a veces intenten censurarle.

Puestos a ejercer nuestro libre derecho de crítica habrá que empezar a dirigir nuestras miradas hacia los legisladores que permiten este tipo de exposiciones donde no se respeta ni la dignidad e integridad de los cuerpos de la persona, ni la dignidad de su propia muerte.

Porque con la vida de los vivos podemos hacer cada uno el espectáculo que queramos pero con la muerte de los demás debería de estar lisa y llanamente prohibido

2 comentarios:

Francisco José Ramiro dijo...

Qué razón tienes Smara!
Es necesaria la reflexión antropológica sobre la relación cuerpo-persona, de la que adolece una parte importante de nuestra cultura. No es que no se haya hecho esa reflexión, pero no está muy divulgada.

smara dijo...

gracias Sandor. Me sigo interesando por el tema, un saludo, SMARA.